Malala, una heroína
La joven paquistaní a la que tiroteó un
extremista por defender el derecho femenino a estudiar asombra al mundo por su
valentía
El pasado 10 de octubre los
principales medios informativos del mundo resaltaron el impactante titular del
ataque talibán a Malala Yousafzai por defender el derecho a estudiar de las
niñas. La menor, de tan solo 15 años, recibió un disparo en la cabeza.
Afortunadamente, sería operada con éxito unas horas después. Su heroico caso
refleja el sometimiento de la mujer al varón que, por desgracia, están
imponiendo los talibanes en algunas
regiones del norte de Pakistán.
Según la versión oficial
difundida por las agencias de noticias, Malala iba a tomar el autobús de
regreso a casa tras salir del colegio, en Mingora, capital de la región del
Swat, cuando un hombre barbudo, de unos treinta años de edad, identificado como
Attaulá, preguntó por ella y, tras identificarla, la disparó. Es difícil
imaginar cómo se sentiría Malala en aquel agónico instante, tras recibir dos
disparos, debatiéndose entre la vida y la muerte.
El motivo del ataque es bien
conocido. La niña, con tan solo once años, publicaba un blog en la BBC en el
que denunciaba el horror que había supuesto para su comarca la imposición de la
doctrina extremista de los talibanes, que consideran a la mujer inferior al
hombre. Malala relataba en el diario que ella y sus amigas tenían que llevar
ropa de calle en lugar del uniforme y ocultar los libros bajo el chal cuando
iban al colegio para que los extremistas desconocieran que eran estudiantes.
Nada más ser conocido el terrible
acontecimiento, la niña fue trasladada al hospital de la región, donde, en una
arriesgada operación, se le extrajo con éxito la bala que tenía alojada en la
cabeza. Posteriormente, el 15 de octubre, la menor viajaría al Reino Unido para
proseguir su tratamiento. Allí, en el hospital público Queen Elizabeth de
Birmingham, a pesar del pronunciado perjuicio físico y psicológico que había
padecido a causa del atentado, mostró durante todo momento una
excepcional capacidad de resistir las adversidades, algo que impresionó enormemente
al equipo médico del centro.
Afortunadamente, el día 19 de
octubre, el hospital británico anunció que la joven paquistaní
"progresaba" y que podrá recuperarse "prácticamente por
completo". Sin embargo, Malala aún corre peligro en Pakistán, donde los
talibanes la quieren muerta, y, además, es probable que padezca las secuelas
del atentado, tanto en lo físico, con la perduración crónica de las marcas de los
disparos, como en lo psicológico, con la dificultad de olvidar lo sucedido.
Malala Yousafzai, con tan solo 15
años, se ha convertido en una valiente heroína al arriesgar su vida por
defender los derechos femeninos. Y es que, desafortunadamente, éstos no existen
en numerosas sociedades del mundo, en las que el único destino de las mujeres
es servir a sus maridos. No tienen derecho a estudiar, porque una mujer con
conocimientos, con criterio, con opinión y con decisión puede emanciparse y
dominar su propia vida, algo muy peligroso para los varones de dichas
sociedades que desean mantener el control sobre sus mujeres.